'Sin Tiempo para Morir' es una película de renovación. Entiende que el viejo James Bond ya no encaja en el mundo moderno y que necesita cambiar para avanzar, al igual que la franquicia también necesita renunciar a la fórmula clásica para sobrevivir a los nuevos tiempos. Y, al igual que su protagonista, hace los ajustes necesarios para no quedarse obsoleta.
Esta idea de desplazamiento es algo que está presente en toda la película. Dentro de la trama, seguimos a un James Bond retirado del MI6 y que disfruta de una interminable luna de miel junto a Madelleine Swann (Léa Seydoux) tras los acontecimientos de "007 contra el Espectro". Pero se ve obligado a volver a la acción después de enfrentarse a su pasado, que ahora amenaza no sólo a la pareja, sino al propio destino del mundo.
Y en estos más de cinco años que Bond pasó alejado del espionaje, el mundo ha cambiado y ya no hay lugar para alguien como él, tanto que el propio título de 007 pasó a manos de alguien más joven y eficiente. Tal y como presentan los propios personajes, el héroe pertenece a un mundo que ya no existe y que no se ajusta a la forma en que se dirigen las cosas y necesita enfrentarse a esta nueva realidad.